Herido y solo

- Maldita sea.... - gemí tratando de revendar la herida de la pierna derecha, no conseguía cortar la hemorragia y la cosa parecía empeorar, era más profunda y grave de lo que había parecido en un principio y mis conocimientos de primeros auxilios se quedaron cortos, aquello requería conocimientos médicos más avanzados.

La noche se acercaba, afortunadamente pude encender una hoguera y montar un pequeño refugio entre las rocas, afortunadamente los árboles del bosque bloqueaban gran parte del viento helado y pude acomodarme más o menos bien para que la herida no doliera demasiado. Las gasas podían absorber parte de la sangre pero comenzaba a sentirme débil, no debía quedarme dormido hasta que pudiera hacer algo. Entonces miré el fuego, si cauterizaba la herida podría detener el sangrado. Era demasiado tarde como para ponerse a buscar hierbas y encima apenas podía caminar, la opción del fuego empezaba a ser la única que tenía si quería seguir con vida.

Fui a coger una daga para calentarla al fuego y emplearla para cauterizar la herida cuando escuché pasos y movimiento entre los matorrales. Cogí la espada y me levanté con rapidez no sin antes soltar un gemido sordo provocado por el dolor de la pierna. No obstante seguía vivo y eso significaba que iba a luchar por mi vida.

Frío ,frío y más frío, este era un frío como viscoso; si es que se podría denominar a si, se te colaba por dentro de la ropa helando hasta el sudor, dejando pequeños carambanitos en el pelo donde el vaho de la respiración se condensaba. Por muchas vueltas que dase , el mismo frío en todos lados, aunque estuviese rodeado de árboles. La nieve crujía bajo sus piés mientras buscaba un camino seguro, con la oscuridad persiguiéndole con su inexorable manto la búsqueda de refugio era una necesidad vital. La oscuridad te convertía en presa, por muy listo o fuerte que fueras . Y si no encontraba refugio tendría que al menos encender una hoguera para alejar a las bestias, un fuego como el que olia en el frío aire del bosque. Cualquiera que lo viese pensaría que estaba loco al ver como levantaba la cabeza y olfateaba.
Ulari sonrió, el dulce olor de la madera quemada le hablaba de un refugio contra las bestias. Siguió el rastro y al poco pudo ver su resplandor. Al pie de unas rocas que tenían aspecto de ser un buen refugio ardía el fuego de una hoguera, al mismo pie donde vio a un hombre de aspecto fiero.
Eso por un momento le detuvo con el ceño fruncido, pero al mirar mejor pudo darse cuenta de que nos e movia de una manera normal. Para esta ocasión Ulari se acercó haciendo notar su presencia.
-Saludos - dijo en voz alta - la noche se acerca y las bestias con ella, ¿puedo refugiarme aqui y pasar la noche junto a tu fuego? tengo un odre de hidromiel que podemos compartir-

Falsa alarma, tan sólo era otro hombre, más o menos de mi edad, seguramente otro viajero en una situación parecida a la mía. Parecía que los aventureros y mercenarios que viajaban por todo Midgard comenzaban a proliferar aquellos días. Respiré aliviado y bajé la espada saludando al recién llegado, quizá.

- Un trago de hidromiel siempre es bienvenido en las noches frías, lo mismo que una buena conversación. Puedo ofrecer parte de mis raciones a cambio - dije, invitándole a que se acercara, intuía que aquel viajero era mi salvación aquella noche. Entonces un estallido de dolor se apoderó de mi cuerpo, por lo general era resistente al dolor y eso me preocupó más, si dolía tanto significaba que la herida era más grave de lo que parecía. En silencio clavé mi espada en la nieve y me apoyé en ella para evitar caerme, la sangre comenzó a teñir la nieve de rojo y mi rostro comenzaba a palidecer.

-Bueno no es que tenga muchas historias que contar, no soy guerrero y...- Las palabras se cortaron en seco en la boca de Ulari al ver como aparecía la roja sangre alrededor del guerrero -oh. joder... estaís herido- con un argumento tan obio , demostrando que lo suyo no era la elocuencia, Ulari paso a la acción corriendo a sujetar al guerrero antes de que este se estampase de forma aparatosa contra el suelo.
-Ninguna de mis armas os causaran daño , es más , podría decir que este ha sido un encuentro afortunado para vos ya que soy curandero-

Por suerte Ulari era fuerte, lo suficiente como para poder cargar con un guerrero equipado como Bryant y así tumbarlo cerca de la hoguera, con la espalda apoyada en una de las piedras y las piernas estiradas. Aun antes de tocar y ver la herida ya podía adivinar que esta era grave. Desabrochando el grueso jubón se echó la mano al cinto, primero para sacar un saquito, luego a la empuñadura de su daga. Pero antes de sacarla y que el guerrero le mal interpretase , paró y le miró
-Necesito rasgar la pernera para ver bien la herida - le dijo

Era una pena, unos buenos pantalones echados a perder pero era necesario hacerlo. Estaba debilitado y no quise gastar esfuerzos en hablar demasiado, tan sólo asentí dejándole hacer. Intenté relajarme, respirando profundamente y haciendo esfuerzos para mantener la consciencia. Me dolía la cabeza, la toqué con el dorso de mi mano y noté que estaba caliente, tenía fiebre.

- Agua.. - señalé mi macuto, tenía la boca seca y necesitaba beber algo.

Quizá no era sensato fiarse de un desconocido aparecido al oscurecer pero no me quedaba otra, si era un sanador como decía ser entonces me estaría salvando la vida. Si era un bandido o similar entonces podía darme por muerto pero si la pierna no era tratada iba a terminar igual, realmente no tenía nada que perder.

El primer impulso siempre es dar de beber al sediento, pero Ulari ya estaba de vuelta sobre esas cosas, negó con la cabeza sacando la daga se su cinto, mirando a Bryant con el ceño fruncido.
-Ahora no guerrero- le dijo sujetando la pierna herida - hazme caso y aunque sea un desconocido confía en mi experiencia, luego tendrás agua de sobra-
No esperó a una respuesta de este, su atención volvió a la pierna herida . Con cuidado agrando el desgarrón original hasta que pudo separar la tela de la piel sin problema limpiando a su alrededor con un trozo de venda. Cuando vió la herida su ceño se hizo más profundo, tomó aire y lo soltó despacio, ninguna de las hierbas de su saquito podría restañarla , le iba a tocar echar mano de sus dones curativos.
Se quitó ambos guantes dejando al aire las manos y con expresión seria miró al guerrero.
-No te voy a engañar, esto es serio- dijo frotándose las manos - y lo que voy a hacer para curarte dolerá, asi que agradecería que mantuviese las manos lejos de las armas y esté quieto-
Cuando conisderó que las palmas ya estaban lo bastante calientes las puso rodeando la herida.
Ahora venia la parte más costosa, ordenarle al cuerpo que se curara más rápido de lo normal. De dentro a fuera Ulari se concentró en las venas y arterias, ordenandolas cerarse, en los músculos que se unian de nuevo y por último en la piel , que crecía como la cera coagulada sobre la carne hasta dejar solo una fina línea pálida.
Cuando terminó. Ulari separo las manos despacio dejándolas caer a los costados , y se quedó sentado en silencio, echando la cabeza hacia atrás como presa de un gran cansancio

El dolor cesó al cabo de un rato, para soportarlo mejor agarré con mi mano izquierda una piedra pero me excedí al apretarla y la hice gravilla. Cuando la herida estaba curada me noté agotado debido a la intensidad del momento pero, afortunadamente, dejaba de sentirme débil y a punto de caer inconsciente por la herida.

- Gracias.... - murmuré. Entonces rebusqué en mi macuto y saqué el odre de agua y un paquete de carne ahumada, no era una delicia pero alimentaba - Has sido mi salvación esta noche, por favor, comparte mis provisiones, es lo menos que puedo hacer - dije, asintiendo y sonriéndole, tendiéndole la carne - Aún no conozco tu nombre, el mío es Bryant. La noche comenzaba a ser cada vez más fría, tuve que abrigarme mejor con las pieles y también acerqué otras al curandero - Ten, hará mucho frío esta noche.

-Ah , si- Ulari asiente con la cabeza como un poco atontado, todavia algo cansado por el desgaste de energía recoge el saquito y envaina la daga tras limpiarla. Antes de aceptar el ofrecimiento de Bryant busca en su propio macuto hasta sacar el odre prometido junto a un paquete de tela liada -Creo que ahora si que vamos a necesitar un trago de eso- murmura sentándose cerca del guerrero -Mi nombre es Ulari- le dice ofreciendo su mano aun sin guante -igualmente, creo que tu fuego serán mi salvación contra la fría noche-
Destapa el odre y le da un trago, para luego pasado a su improvisado compañero de jornada, a las pieles de este añade su propio manto de lobo, y del lio de tela saca un trozo de queso para añadir a la improvisada cena .
-¿te molesta si pregunto como se hizo la herida?-

Fui a darle un trago a la hidromiel cuando caí en la cuenta de que algo no cuadraba, ¿cómo había sanado una hemorragia tan rápido? No llegué a beber, dejé el odre a un lado para empezar a pedirle explicaciones:

- Espera, ahora que caigo, ¿cómo diantres has hecho eso? No te he visto aplicar nada y, ahora que la veo mejor, es como si la herida nunca hubiera existido - exclamé algo alarmado, entonces saqué mi espada y le apunté con ella, alzando su mentón con la punta. - ¿Quién demonios eres? ¿Eso ha sido magia? Contesta o te atravieso el cuello...

Podría decirse que estaba algo asustado pero también alarmado, aquello había sido algo inexplicable, ¿cómo lo había logrado? Hasta que no lo supiera no podía confiar en Ulari, si es que ese era su verdadero nombre.

Vale, había topado con uno de esos que cada vez que veían algo fuera de lo normal se lo tomaban como magia, brujería, o lago maligno que había que quemar ... estupendo. Maldita la suerte que en un enorme bosque helado hubiese topado con él, y que encima en vez de quedarse calladito y beber de gratis le diese por pedir explicaciones y jorobar la cena, si es que a un cacho de carne seca y queso se le podia llamar cena. Por eso y más cosas fue que Ulari no reaccionó como se suponía cuando tienes una espada pegada al cuello, no; no había ni pizca de miedo en la mirad que le dedico al guerrero.
-¿Es así como me pagas que te salve el pellejo?- medio gruñó molesto - Yo hago lo que hago y no tengo por que dar explicaciones ¿ que no te gusta?- hizo un gesto con la mano -devuelveme el hidromiel , prefiero ir a dormir con los osos-

La espada se alejó del curandero y fue apartada, devuelta de nuevo a su vaina. - Pido disculpas - murmuré avergonzado, tenía razón, me había salvado la vida y no debía tartarle así aunque sus formas fueran extrañas y desconocidas - es sólo que esto que acabas de hacer se supone que no debería de ser posible.

No esperé respuesta, le tendí el paquete con la carne - Quizá sea mejor cambiar de tema, Ulari, ten la carne - le dije esbozando una media sonrisa, como pidiendo disculpas. Entonces me levanté, sacudiéndome el polvo de la ropa y cogiendo la espada - Voy a... evacuar, no tardaré demasiado - dije antes de desaparecer entre los árboles.

En realidad no me urgía vaciar mi vegida pero necesitaba estirar un poco las piernas, además, aprovecharía para calmarme, aquel suceso me había puesto nervioso; estaba a punto de morir y pocos minutos después estaba curado como si nada. No era una noche oscura, el cielo estaba despejado y la luna casi llena relucía.

-Evacuar, si , claro-
Ulari rodó los ojos sabiendo distinguir perfectamente una burda excusa de la verdad. Pero bueno, tampoco iba a ponerse exigente con un tipo que se acababa de encontrar en el bosque desangrandose y que no había terminado de ensartarlo como un pinchito...!hurra por él!...pero ahora , por el susto, se iba a quedar sin postre. Las obleas de miel se quedarían en su mochila bien guardaditas para otra ocasión más placentera, igual la compañía de un cuerpo caliente y suave como la leche.
-Hijo de....- murmuró añadiendo algunas ramitas a la hoguera, la noche ya había caido y parecía que el tipo se tomaba demasiado tiempo para *orinar*
-No, si encima tendré que ir a buscarlo- rezongó arrancando un trozo de carne con un fuero mordisco. Y por supuesto que no se iba a levantar , como mucho le gritaría.

-!EH!...!¿es que se te la ha comido un oso o que?!-

El sonido de los matorrales alertaría a Ulari de mi regreso al campamento improvisado, había tardado un poco más de la cuenta pues me había encontrado con un viejo amigo cuyo cadáver cargué en mis hombros antes de caminar hacia la hoguera.

- Siento la tardanza, tuve un pequeño encuentro - tras eso desplomé el cadáver del jabalí a un lado - antes me has preguntado el origen de la herida, él fue. Intentó atacarme de nuevo pero esta vez pude esquivarlo y clavarle la espada.

Volví a sentarme - Creo que puedo vender la piel en el próximo pueblo y puedo preparar algo de carne para ahora, sabrá mejor que la carne ahumada y reseca, ¿te apuntas? Tardaré un poco en despellejarle pero creo que valdrá la pena.

Busqué en mis pertenencias un cuchillo de caza y comencé la tarea de retirar la piel de la carne del animal - Siento lo de antes, en serio - murmuré mientras manejaba el cuchillo, - es sólo que, bueno, nunca pensé que la magia fuese algo real, creía que eran cuentos, supersticiones de la gente. Ahora veo que PUEDE que estuviera equivocado respecto a eso.

Entonces miré al desconocido a los ojos - Lo que quiero decir es que me alegro de no estar solo esta noche, al margen de la herida, quiero decir.

Miró al bicho que traía el guerrero fiajndose en los colmillos de este.
-Has tenido suerte de no perder la pierna- comentó levantándose él también de la lado del fuego. Desdeño las excusas de Bryan con un gesto de la mano, ya estaba más que acostumbrado a ello, a esas reacciones. En sus viajes había encontrado a gente que o no adoraba a los dioses o estos eran unos extraño para Ulari, con lo cual Ulari se habia encontrado con reacciones que iban del miedo a la adoración , pasando por la negación. Parecía que con Bryant había topado con un ateo.
-Por lo menos será una agradable variación del menú- comento - carne asada tierna en vez de seca, es una pena no tener sal para conservarla-

- Tengo sal, la uso para descongelar mi equipo cuando queda cubierto por el hielo. Pero ahora vamos a lo que importa, tenemos un jabalí enorme y una hoguera - comenté, relamiéndome los labios.

Comencé a despiezar el jabalí, había trabajado ya con carne de caza y sabía cómo separar las distintas piezas. Comeríamos parte del jabalí y conservaríamos el resto, incluso pensé en darle la mitad de lo conservado a Ulari para su camino cuando nos separáramos. - Dime, ¿qué parte quieres? Te lo debo por haberte ofendido antes - murmuré, aún me avergonzaba de mi reacción pero en mi mente aún me preguntaba cómo era posible aquella curación.

La noche avanzaba y con ella el frío se hacía más intenso - La noche empeora, tendremos que dormir juntos para darnos calor, tengo una piel más en la bolsa por si hiciera falta - mis labios parecían estar resecos por las bajas temperaturas y los dientes castañeaban - menos mal que el viento apenas azota por esta zona.

Como muestra de que él tambíen notaba el frío, se frotó las manos cerca de la hoguera, olfateando como un animal hambriento el jugoso aroma de la carne asándose. Realmente, cuando se tenía poco o nada cosas tan sencillas como esas se apreciaban en su valía. A pedido del guerrero miró por encima al jabalí, resultaba tentador pedirle un trozo del lomo, tierno y jugoso, pero a fin de cuentas el jabalí lo había cazado Bryant y de ley le correspondia la mejor parte . Ya se había salvado por los pelos de su espada, tampoco iba a ser exigente.
-con que me des un muslo estaré contento - dijo sin dejar de calentar sus manos- Yo tengo mi manto de piel - dijo abriendo un poco su capa, dejando ver el pelo por dentro de esta -junto con la tuya nos servirá para abrigarnos-