₪ For Whom the Bell Tolls ₪

Escuchó atentamente durante unos instantes el rumor del viento, con razón lo llamaban el Bosque del Aullido.

Los árboles, que se mecían al ritmo de la corriente de aire que se paseaba delicadamente entre sus ramas, parecían aullar con cada nueva ráfaga de viento que cruzaba entre ellos y se movía con agilidad, en un absoluto silencio y presteza que sobrecogía a la semielfa. ¿Cómo podía existir algo tan ágil y presto, que a la vez era totalmente invisible e indetectable hasta que rozaba la piel? Le asombraban aún los efectos de la naturaleza a pesar de los años que llevaba vagando por las tierras con los años a la espalda. Suspiró profundamente, apoyando la espalda en un árbol después de bajar de un salto del mismo, cerrando los ojos y apoyando también la cabeza sobre la rugosa corteza del árbol, respirando profunda y lentamente. Tantos años, tanto tiempo, y no le había encontrado... Su búsqueda comenzaba a parecer una pérdida de tiempo.─ ¿Dónde te escondes, Loki? ¿Dónde debo buscarte? ¿Tendré que ir al mismísmo Asgard para encontrarte...?─ susurró en un hilo de voz, soltando un nuevo suspiro para abrir los ojos de nuevo, retirándose los guantes lentamente y observando los simbolos de la palma de su mano.

Ahn'ri se giró hacia el árbol que tenía a su espalda, mirando cuan largo era mientras esbozaba una sonrisa al contemplarlo. Apoyó las manos lentamente sobre la corteza.─ Kyr'han.─ susurró, cerrando los ojos cuando sintió como la repentina voz del árbol comenzó a hablarle en su mente. Le gustaba comunicarse con todo los seres vivos de allí donde iba, y aquel árbol era bastante amable e incluso poseía mucha conversación, cosa que se conformaba por la edad que tenía este, ya que su corteza ya empezaba a resquebrajarse por el paso del tiempo. Durante un rato se mantuvo hablando con aquel anciano de madera, sin poder contener las pequeñas risas que le provocaba por los comentarios o casualidades que le contaba de lo que había presenciado durante su larga vida, tan o incluso más larga que la de la semielfa, pero entonces cuando su agudizado oído escuchó los pasos de alguien más a poca distancia, abrió rápidamente los ojos, girándose completamente al mismo tiempo que llevaba su mano al mango del arco que descansaba a su espalda.─ ¿Quién va? Mostraos.─ dijo en voz alta, mordiéndose la lengua seguidamente ante tal descuido. Había descubierto su posición y presencia con aquel aviso para la persona que hubiera por las inmediaciones, por lo que si quería atacarla ya sólo le quedaba luchar. Llevó la otra mano a una de las flechas del carcaj, retirándola lentamente y llevándola al arco, tensando el arma lentamente mientras observaba a su alrededor, en busca de la presencia.

Había cometido un error, y si debía luchar no pensaba dejar que la acorrolaran de aquella manera tan tonta... Pero igualmente, no es que le gustara luchar repentinamente, pero se había metido ella de cabeza por hablar antes de tiempo, asique no le quedaba otra.

Se mantuvo en un total silencio mientras esperaba la respuesta, cuando escuchó las voces que tampoco estaban tan lejanas a ella, pero que igualmente no la veían, por lo que aún le daba una ventaja táctica. Rápidamente ascendió por el árbol con el arco y flecha nuevamente a su espalda, escrudiñando entre las hojas en la dirección de la que provenía la voz, observando como un grupo de hombres rodeaban su posición e intentaban buscarla, a la fuente de su voz. Soltó un suspiro exasperado, nunca le había gustado esa manía de los grupos grandes de guerreros de enviar a gente a ver que había por delante, y menos aún si intentaban rodearla. Ahn'ri volvió a dirigir la mirada en la dirección que la que la voz varonil había venido, y como esta se había presentado, no le quedaba otra cosa que hacer.─ Ahn'ri Lamriel, hija del Viento y sierva de Loki... ¿Qué os lleva a atravesar el Bosque del Aullido?─ Lanzó una pregunta nada más responder, moviéndose sigilosamente sobre la rama para localizar al tipo con el que conversaba.

No pretendía atacarle ni nada por el estilo, pues si por ella fuera siempre evitaba el combate si no era ciertamente necesario. Se apoyó con cuidado sobre una rama gorda, afinando el oído para esperar la respuesta y poder determinar otro lugar a donde moverse. Estaba acostumbrada ya a actuar de aquella manera cuando se encontraba con gente que todavía no había descubierto su posición, y más aún si eran un grupo de hombres más numerosos, y por lo que parecía, daneses, cosa que remarcaba su naturaleza guerrera y muy posiblemente volátil en el sentido de que no rechazarían una batalla. Y ese no era el primer camino que solía tomar la semielfa, pues si debía enfrentarse a alguien en aquel bosque tenía muchas posibilidades de ganar. Al fin y al cabo, las corrientes de aire, el viento... Eran sus mejores amigos en aquel sitio.

Una amarga carcajada surgió de la garganta de la semielfa al escuchar las palabras de aquel hombre, divisándole finalmente entre las hojas de los árboles, con las manos alzadas en signo de que no iba a atacar, por lo que la mujer relajó la tensión de la flecha que había preparado nuevamente de su escondite, bajando el arma mientras su sonría se torcía amargamente.─ ¿Mi tierra? ¿De la que soy rechazada y en la que me abandonaron? Me parece que no. Mi tierra ahora son los bosques, todos aquellos, son mi hogar, y el viento es mi único amigo, quien confía y me cuida como un padre, de ahí que supiera de vuestra presencia.─ respondió lentamente, alzando una ceja al mismo tiempo que lo analizaba.

Era claramente un guerrero nórdico como los que había visto ya, pero con la diferencia de que no parecía tan bravucón y lanzado a la guerra como muchos otros que había conocido. Eso le gustaba, al menos, ya que los fortachones que a la mínima se enzarzaban en una pelea le ponían de los nervios.─ Me ofreces un trato de viaje hasta Alfather pero, ¿escondes algo en tus palabras?─ preguntó, moviéndose lentamente hacia su espalda y cayendo con delicadeza a los piés de un árbol a su espada, con el arco cargado pero sin tensar la cuerda.─ Busco a Loki, por razones propias, y por ello me considero su sierva... Pero aún así, soy de confianza, aunque los esteriotipos siempre juegan en contra de los que son afectados.─ alzó una ceja ligeramente, llamando su atención con la nueva frase.─ ¿Qué buscas en la Tierra de Dioses, Järl Eiric?─ inquirió, estirándose lentamente.─ Puede que acepte tu propuesta...─ añadió con una sonrisa para sus adentros.

No podía confiarse de aquel hombre, no por el momento, hasta el instante en el que fuera verdaderamente su compañero de viaje, o ella misma considerase que merecía algo de su respeto y confianza, pues hasta el momento había hablado desde la ironía y brusquedad que la cualificaban con las nuevas presencias. Y bueno, no se podían cambiar las viejas costumbres de un día para otro.

La elfa paseó rápidamente la mirada por los inquietos soldados al verla caer desde el árbol, sin inmutarse ante las armas y conteniendo una sonrisa cuando las bajaron después de que, el que parecía el lider, hablara en un idioma que no entendía. De nuevo, volvió los ojos hacia el Järl, mirando a los suyos fijamente durante unos instantes, considerando su oferta.

Por una parte, no le importaba, ya que así tenía alguien con quien mantener conversación aparte del propio bosque, pero a su vez no se fiaba para nada de nadie, estaba en su forma de ser, y por tanto nunca cambiaría. Pero aún así, era muy tentadora la oferta... ¿Cobijo y comida además de un modo de llegar a Asgard con la cabeza sobre los hombros? Sin ninguna duda era una oferta muy tentadora y aparentemente segura. Aún así, sabía que desconfiaban de ella por haber nombrado a Loki, pero eso ahora mismo no importaba.─ Si me das un momento, obtendrás tu respuesta.─ dijo simplemente, apoyando la palma de la mano sobre la corteza del árbol que tenía a su espalda.─ Kyr'han.─ murmuró rápidamente, cerrando los ojos y escuchando la voz de aquel árbol. Rápidamente le hizo un par de preguntas sobre aquellos hombres, y aunque tampoco le dijo mucho a parte de desde donde provenían y que su objetivo era cierto pues habían escuchado las conversaciones, no consiguió nada más.

Ahn'ri retiró la mano, a la vez que abría los ojos, mirando de nuevo al nórdico con una cara seria.─ Tienes razón con lo de mi pueblo, pero vuelvo a repetir, que no tengo pueblo...─ un fugaz destello de rabia se movió por la mirada de la semielfa, quien dio un paso hacia Eiric.─ Pero si, soy muy buena con el arco, y además puedo defenderme cuerpo a cuerpo.─ dio una vuelta sobre si misma, enseñando en el giro las armas que estaban cruzadas en su cintura a la espalda, volviendo a encararse con el hombre, dando un nuevo paso hacia él.─ Por lo que puedes contar con mi apoyo... Hasta Asgard, pero quiero que tengas algo claro antes de nada.─ juntó un poco las cejas, quedándose delante de él a una distancia prudencial, estirando la mano hacia él.─ Tú no puedes darme órdenes, nadie puede ni nadie lo hará jamás.─ añadió finalmente, tendiéndole la mano para cerrar el trato por fin.