Conectarse
Últimos temas
Damos las gracias a Google, Wikipedia, deviant art y Marvel por proporcionarnos información, tanto grafica como textual. Este foro esta realizado con un Skin hecho por Skaôi de SourceCode por lo tanto la codificación solamente pertenece a Skaôi.
Yggdrasil es un foro de rol RPG, caracterizado en la mitología nórdica. El foro esta realizado por Heimdall{principal administrador y fundador} y Dhaeris {diseñadora gráfica y adminsitradora}. Cualquier copia de lo que el foro contiene será denunciado a foroactivo sin previo aviso. Muchos en su foro ponen ‘’ no copies y se original’’ cosa que ni ellos siguen, así que nosotros pedimos que no copies nada de este foro si no quieres una denuncia
Yggdrasil es un foro de rol RPG, caracterizado en la mitología nórdica. El foro esta realizado por Heimdall{principal administrador y fundador} y Dhaeris {diseñadora gráfica y adminsitradora}. Cualquier copia de lo que el foro contiene será denunciado a foroactivo sin previo aviso. Muchos en su foro ponen ‘’ no copies y se original’’ cosa que ni ellos siguen, así que nosotros pedimos que no copies nada de este foro si no quieres una denuncia
Least said, soonest mended |Privado|
2 participantes
:: El Árbol de la Vida :: Asgard :: Exteriores
Página 1 de 1.
Least said, soonest mended |Privado|
Silencio. Una enorme extensión de tierra llena de silencio. Mas allá de las grandes murallas que protegen la ciudad de Asgard, se hallan cientos y cientos de explanadas, campos, mesetas y lagos. Una inmensidad de terrenos que rodean a los dioses, donde el bullicio propio de la ciudad no es capaz de llegar. De una belleza extraordinaria, los campos llenos de flores decoran los edificios dorados, inundan sus calles de aromas veraniegos y embellecen a sus gentes. ¿Qué mejor lugar para visitar? Pocos son los que abandonan la seguridad de Asgard y se aventuran a recorrer los exteriores.
Un sol brillante se reflejaba en mis armaduras doradas. El traje, propio de una diosa, recorría mi cuerpo con sutileza y cuidado, envolviéndolo y multiplicando su belleza. Había decidido dejarme el cabello completamente suelto, cayendo por mis hombros hasta casi rozarme la cintura; su brillo, del mismo color que el del traje, era intenso y cegador. En Asgard pocos eran los habitantes poseedores de cabellos azabache y, precisamente, mi marido era uno de ellos. Recorrí las cuidadas calles, con baldosas pulidas y limpias, de edificios altos y majestuosos, que acunaban en sus brazos a otros dioses que también paseaban por ellas. Una vez llegué a los límites de la zona urbana, crucé la frontera sin problemas y me encaminé a los kilómetros y kilómetros de naturaleza que abarcaban nuestro mundo.
Ese día había procurado encontrarme con el menor número de personas conocidas. No poseía un humor precisamente alegre, y prefería guardarme mis angustias y preocupaciones para mi misma, como siempre había hecho. Recorrí las enormes extensiones de hierba sin pararme en ningún momento. No tenía muy claro a donde me dirigía, pero tampoco pretendía alejarme mucho de mi hogar natal; a pesar de que un fuerte sol brillaba en el cielo, la tarde no duraba eternamente, y regresar por la noche no era aconsejable.
Finalmente di con un imponente acantilado. Se alzaba sobre un hermoso valle, completamente lleno de árboles y atravesado por un río. Me acerqué cuidadosamente a su borde, alzando el rostro y observando la inmensidad del paisaje que se alzaba frente a mí. Mi cuerpo poseía un porte regio, elegante y hermoso, muy propio de una diosa de mi alcurnia. Una brisa fresca soplaba desde el horizonte; ésta, se dedicaba a juguetear cariñosamente con los mechones de mi pelo dorado. Permanecí en el borde del acantilado, disfrutando de la sensación de tranquilidad que me infundía semejante paisaje; con mis ojos brillantes observaba absolutamente todo lo que estaba a mi alcance, dispuesta a no perderme ni un solo detalle del lugar.
Un sol brillante se reflejaba en mis armaduras doradas. El traje, propio de una diosa, recorría mi cuerpo con sutileza y cuidado, envolviéndolo y multiplicando su belleza. Había decidido dejarme el cabello completamente suelto, cayendo por mis hombros hasta casi rozarme la cintura; su brillo, del mismo color que el del traje, era intenso y cegador. En Asgard pocos eran los habitantes poseedores de cabellos azabache y, precisamente, mi marido era uno de ellos. Recorrí las cuidadas calles, con baldosas pulidas y limpias, de edificios altos y majestuosos, que acunaban en sus brazos a otros dioses que también paseaban por ellas. Una vez llegué a los límites de la zona urbana, crucé la frontera sin problemas y me encaminé a los kilómetros y kilómetros de naturaleza que abarcaban nuestro mundo.
Ese día había procurado encontrarme con el menor número de personas conocidas. No poseía un humor precisamente alegre, y prefería guardarme mis angustias y preocupaciones para mi misma, como siempre había hecho. Recorrí las enormes extensiones de hierba sin pararme en ningún momento. No tenía muy claro a donde me dirigía, pero tampoco pretendía alejarme mucho de mi hogar natal; a pesar de que un fuerte sol brillaba en el cielo, la tarde no duraba eternamente, y regresar por la noche no era aconsejable.
Finalmente di con un imponente acantilado. Se alzaba sobre un hermoso valle, completamente lleno de árboles y atravesado por un río. Me acerqué cuidadosamente a su borde, alzando el rostro y observando la inmensidad del paisaje que se alzaba frente a mí. Mi cuerpo poseía un porte regio, elegante y hermoso, muy propio de una diosa de mi alcurnia. Una brisa fresca soplaba desde el horizonte; ésta, se dedicaba a juguetear cariñosamente con los mechones de mi pelo dorado. Permanecí en el borde del acantilado, disfrutando de la sensación de tranquilidad que me infundía semejante paisaje; con mis ojos brillantes observaba absolutamente todo lo que estaba a mi alcance, dispuesta a no perderme ni un solo detalle del lugar.
Última edición por Sigyn el Mar Mayo 29, 2012 2:02 am, editado 1 vez
Sigyn- Mensajes : 13
Fecha de inscripción : 07/05/2012
Re: Least said, soonest mended |Privado|
Tras la charla que había tenido con su hermano el Dios del Engaño había abandonado el palacio de Asgard e incluso la ciudad quedándose en el bosque antes de emprender su camino a Helheim como tenía pensado hacer. No se ocultaba ya que sabía que no podía escapar de la mirada de Heimdal, o al menos no sin levantar sospechas, que era lo último que necesitaba. Solo se encaminó por entre los árboles hacia un claro sentándose en una roca y observando hacia arriba el cielo tan particular que poseía aquella tierra, el sol brillaba con fuerza e intensidad pero el pelinegro no llevaba gran parte de su armadura, se sentía más cómodo solo con sus ropajes de cuero negro y tela verde apenas decorados con un collar amplio dorado y sutiles pero precisas piezas de armadura en sus hombros, brazos y pecho. Su lanza descansaba a un lado de la roca apoyada contra su clavícula y abrazada por su brazo izquierdo.
La presencia de otro Dios le hizo desviar su mirada esmeralda de aquel vacío que se extendía más allá del fin de su mundo en un paisaje que los mortales solo podían encontrar en sus sueños más profundos. Buscó con la mirada pero no vio a nadie. El silencio era demasiado, solo se podía escuchar el murmullo de la cascada a menos de un kilómetro de la ubicación del pelinegro. Cerró sus ojos y simplemente su figura desapareció.
Algunas hebras de césped se hundieron detrás de Sigyn y un instante después la figura de su esposo se dejó ver parado a su espalda con la lanza de afilada punta y brillante gema azul coronándola, imponente en su semblante así como traicionero en su sonrisa ladina. Su mano desnuda, solo con un único anillo en su anular, se apoyó en el hombro de su esposa inclinándose hacia ella para al hablar su aliento rosase parte de su cuello y oído - Que dicha poder veros, esposa mía. - sus palabras reflejaban la sonrisa venenosa que se postraban en sus finos labios, su voz susurrante parecía ser más una amenaza que un saludo. Enseguida una suave risa vibró en su garganta mientras su mano acarició desde el hombro ajeno, recorriendo su brazo, hasta su cintura de manera un tanto posesiva.
Desde su exilio que no la veía y ya décadas habían pasado de aquello, cuando el Padre de Todo seguía despierto y el invierno eterno no había enfermado el Yggdrasil. Con un único paso se colocó a su lado para observar el paisaje que ella miraba, sus cabellos negros como los cuervos de Odín estaban peinados prolijamente hacia atrás y sobrepasando sus hombros de largo, el viento los movía pero sin llevarlos a su rostro descubierto - La verdad no esperaba verte, querida mía. Pero parece que el destino me vuelve a poner en tu camino. - agregó mirándole de reojo aún con aquella sonrisa en sus labios.
La presencia de otro Dios le hizo desviar su mirada esmeralda de aquel vacío que se extendía más allá del fin de su mundo en un paisaje que los mortales solo podían encontrar en sus sueños más profundos. Buscó con la mirada pero no vio a nadie. El silencio era demasiado, solo se podía escuchar el murmullo de la cascada a menos de un kilómetro de la ubicación del pelinegro. Cerró sus ojos y simplemente su figura desapareció.
Algunas hebras de césped se hundieron detrás de Sigyn y un instante después la figura de su esposo se dejó ver parado a su espalda con la lanza de afilada punta y brillante gema azul coronándola, imponente en su semblante así como traicionero en su sonrisa ladina. Su mano desnuda, solo con un único anillo en su anular, se apoyó en el hombro de su esposa inclinándose hacia ella para al hablar su aliento rosase parte de su cuello y oído - Que dicha poder veros, esposa mía. - sus palabras reflejaban la sonrisa venenosa que se postraban en sus finos labios, su voz susurrante parecía ser más una amenaza que un saludo. Enseguida una suave risa vibró en su garganta mientras su mano acarició desde el hombro ajeno, recorriendo su brazo, hasta su cintura de manera un tanto posesiva.
Desde su exilio que no la veía y ya décadas habían pasado de aquello, cuando el Padre de Todo seguía despierto y el invierno eterno no había enfermado el Yggdrasil. Con un único paso se colocó a su lado para observar el paisaje que ella miraba, sus cabellos negros como los cuervos de Odín estaban peinados prolijamente hacia atrás y sobrepasando sus hombros de largo, el viento los movía pero sin llevarlos a su rostro descubierto - La verdad no esperaba verte, querida mía. Pero parece que el destino me vuelve a poner en tu camino. - agregó mirándole de reojo aún con aquella sonrisa en sus labios.
Loki LaufeysonHechicero - Mensajes : 174
Fecha de inscripción : 24/05/2012
Localización : Donde no se le quiere
Temas similares
» Quizás sea tu día... {Privado}
» Una visita no esperada {Privado}
» Banquete por los caídos (Privado)
» No del mejor humor [Privado]
» Punto de retorno [Privado]
» Una visita no esperada {Privado}
» Banquete por los caídos (Privado)
» No del mejor humor [Privado]
» Punto de retorno [Privado]
:: El Árbol de la Vida :: Asgard :: Exteriores
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Sáb Feb 08, 2014 11:27 am por Invitado
» LEVÁNTATE Y ANDA!
Vie Ene 10, 2014 11:13 pm por Heimdall
» Paranormal Agent Afiliación Élite
Jue Jul 04, 2013 4:36 am por Invitado
» Blood´s Hunters [Afiliación Elite]
Vie Feb 22, 2013 4:10 am por Invitado
» Afiliación élite: Cuervos en alta mar
Miér Feb 13, 2013 11:28 pm por Invitado
» Gotham Darkest Hour (Re-Apertura)
Sáb Feb 02, 2013 1:10 pm por Invitado
» Wake Up! El despertar. {Afiliación Élite}
Vie Ene 25, 2013 9:58 am por Invitado
» TALES OF BAGAROK {El alma medieval} - Cambio de Botón (ÉLITE)
Jue Ene 24, 2013 2:13 am por Invitado
» Once Upon a Time RPG (Elite) Apertura.
Lun Dic 17, 2012 7:20 am por Heimdall