¿Qué podría conseguir? {Libre}

Mi tamaño siempre habla por mí, así que entrar a una posada intentando pasar desapercibido sería totalmente inútil, menos productivo que intentar matar a un demonio con una antorcha. Aún así...podría tapar mi cuerpo para que aun sabiendo qué soy, no sepan quién soy...pero este frío le sienta tan bien a mi piel...

Entro tranquilamente con la cabeza bien alta a la estancia, sacudiendome un poco la nieve sobre los hombros; sé que mis gustos no son compartidos por los de sangre caliente. Miro al posadero tras la barra, fijamente, mientras voy hallando lugar. Dicen que es un dios olvidado, fugado de su tierra...tiene pinta de Aesir y por ello respeto su decisión, si bien no la respetase de ser uno de los míos. -¡Camarera, una cerveza de trigo bien fría! -digo dejándome caer sobre un diván en un extremo del salón. "¿Qué puedo encontrar aquí?" me pregunto. "Información" es la mejor respuesta, pero si no puedo obtenerla quizá consiga un reto interesante para pasar el tiempo mientras mi honorable y poderoso rey decide el siguiente paso a seguir.

-Sí, eso, no toques con tus calientes manos la cerveza o echarás a perder su frío. -digo mientras la camarera me trae la fría jarra en una bandeja de madera. Cuando se dispone a servírmela la cojo antes de que la toque. -Y ahora vuela... -continúo mientras dirijo una brisa helada hacia ella, que nace desde el desdeñoso gesto de mi mano.

No puedo sino escupir la cerveza que tengo en la boca y golpear la jarra contra la mesa mientras miro para ver, alarmado y anonadado. "¡La reina de los Elfitos brillantes aquí! ¡Maldición! Debí traer un frasco de veneno. ¿Porqué diantres salí de casa hacia una posada sin mis frascos de veneno? Por la blanca nieve..." Intento recobrar la compostura a sabiendas de que no sería el único que se sorprendió al oir su nombre, y al poco me percato de que me mira..."¿Además tientas a tu suerte, elfita?" Comienzo a levantarme atraído por su presencia "un momento, ¿qué pensarían los demas si me ven hablando con ella? Seguro que nada bueno. Diantres...¿Y si días después ella muriera? Sólo así se me relacionaría a mí con tal...fatídico hecho." Y con una sonrisa en el rostro me dirijo, jarra en mano y mandoble a la espalda, a saber más de esa pacífica señora de los orejas brillantes; pues no es eso sino una ventaja a mi favor: si ella rechaza el conflicto tanto mejor, podré actuar con mayor libertad.

Hago un jesto de tranquilidad hacia la atenta mirada de Harald el posadero cuando me ve acercarme a ella. Conozco sus reglas, y no voy a desenvainar aquí...no aún. Me siento brusco frente a ella, dejando de golpe la jarra en la mesa y digo: -Supongo que no hacen falta presentaciones: tú eres la reina de los Elfos de la Luz y yo soy un miembro de la raza causante de este frío eterno...¿sabrás que fuimos nosotros no? -digo burlón a sabiendas de que todo el mundo lo sabe o lo supone, "Hielo" y "frío" son palabras que quieras que no guardan relación. -Descuida, dicen que es bueno para vuestras calientes pieles. ¡Por el Ojo Tuerto, claro que es bueno! -digo haciendo como un brindis al aire y tomando un trago. A la vista queda que me burlo de ella, así no pensarán cosas que no son; y por otro lado tras unas hostiles y primeras palabras luego podremos mantener una conversación más...interesante. A fin de cuentas, esto no es sino una buena oportunidad.

Su ironía queda clara desde el principio, sus modales propios de ella y muy correctos sin duda, y su humor...algo que no entenderé ni me interesa. "¿Mi nombre? ¿Para qué querrá mi nombre, para no sentirse en desventaja?" pienso antes de hablar. Su educación para con la belleza que sirve la hidromiel no tiene comparación, demostrando una porte y unas costumbres propias y esperables de una reina de los elfitos de la Luz; bah.

-Descuida, no puedo hacer nada con tu nombre si la desventaja es lo que te preocupa, mas me reservo mi derecho a mantenerme en el anonimato. -digo relajando mi tono a uno más reflexivo y volviendo mi cuerpo algo hacia delante para no tener que elevar mucho la voz. Tomo un trago mientras enfrío un poco más la jarra, escarchándola, y continúo: -Además discúlpame si una hija de los Pacíficos Vanir no me preocupa. La cuestión es...que creo que ambos podemos sernos útiles mutuamente. -impulsivo, eso soy siempre; ¿cuándo aprenderé? Me descubro a mí mismo sin ningún plan aún, sin ninguna estratajema montada más allá de intentar asesinarla a sangre...fría, valga el chiste, y como suelen decir los mortales. "Piensa rápido Kromo, aprobecha la extraña oportunidad"...Obviamente mi postura es la de alguien con todo pensado y calculado, los ojos entrecerrados y la voz en un tono algo ligero. -Y dime...¿cómo están las cosas por allí? ¿Alguna noticia de tu estimado padre? -"piensa...¡Piensa!"

Sus comentarios no hacen sino agravar mis ansias por derramar su sangre y a la vez mi ira hacia el dueño de esta posada por no permitirme desenfundar mi arma bajo su techo. Ante su pregunta...no puedo sino responder sonriente y casi juguetón: -Tengo por costumbre solucionar inconvenientes en los que otros no quieren o no pueden ocupar su tiempo, entiendo a la perfección que si bien esta noche os podéis permitir el lujo de tener tiempo libre, otros tiempos os vendrán más aciagos. -esto quizá hasta pueda verse como posible amenaza, y bien pudiera ser...-Por un lado eso, y por otro...¿quién sabe cuán útil puede resultar un miembro cercano al Rey Gigante? En fin... -tansolo eso, tansolo esa lejana posibilidad de estarle sugiriendo traicionar a mi rey por unos intereses mayores; si cualquier hermano me oyera decir más que esto...

-Pero bien. -digo como rompiendo el hilo de la anterior conversación, como dispuesto a algo grande. Y así es. -Dime, ¿sois mujeres de honor las Elfas? -primero tocar el orgullo. -si es así aceptaréis mi ofrecimiento pues es justo y bien habido. Os ofrezco cambiar vuestro pensamiento, venir a Jötunheim conmigo y juzgar con vuestros propios ojos si es cierto que mi raza en general carece de educación y por tanto de una visión adecuada, respetable...justa ante los vuestros y quién sabe, quizá ante todas las razas del Yggdrasil. -vale, uno de esos momentos en los que la lengua va más rápido. Frena Gigante, y piensa friamente, nunca mejor dicho. -Os invito a entrar en las mismas entrañas resguardadas del Reino Helado conmigo como vuestro fiel guardaespaldas personal... -un momento de calma en la que me pongo más serio y erguido. -Oíd esto atentamente reina Freyja: juro por mi helada sangre, porque ésta se detenga, porque mi alma os pertenezca hasta el mismo Ragnarök si concedo que algún hermano, primo o simple compañero de tatuada piel, os ponga siquiera un dedo encima. Ningún gigante os hará mal antes de pasar por mis manos, y que la nieve se derrita si mis manos han mostrado alguna vez piedad con oponente alguno. -y ahora el toque final: -Y he aquí el motivo: mi rey desea un mayor respeto en el resto de los Nueve Mundos, la última Gran Guerra nos dejó...como meros matones. Nuestras riñas con los Aesir son cosa nuestra, la enfermedad del Gran Árbol fue un daño colateral inintencionado, y hay quien dice que tal cosa es consecuencia de una grave herida del Gran Odín, que el Yggdrasil lo guarde en su seno hasta que yo mismo pueda enfrentarme con Él en un épico combate singular. -un sincero sueño desmedido, un anhelo sin rival...una distracción de mis verdaderas intenciones. -Como decía, mi rey desea recobrar el comercio con las razas varias que ahora nos ven como enemigos potenciales. ¿Tenemos la culpa de ser el bando vencedor? Vos sois reina, de los Elfos de la Luz nada menos, vuestra voz tiene un gran peso entre los salones y tronos de los Grandes del mismo Árbol Sagrado. -toda una pantomima, una vasta obra de arte esgrimida con "simples" palabra como la serpiente más mortífera. La guinda del pastel, y el cambio de escena: -Por supuesto tal cosa estaría respaldada por el mismo y valeroso Rey Bergelmir, con todos los intereses posteriores que un gobernador de todo un mundo como vos puede dar. Y bien...¿qué decís? -acabo alzando mi jarra, forzando algo más a su "luminosa educación" a corresponder como es debido.