La caza de los ogros {Libre}

Agua. El sonido del agua era hermoso, corría por el arroyo que tenía al lado. Me arrodille ante el y juntando mis manos formando una cuenca recojí un poco del precioso líquido llevandomelo a la boca. Lo hice otra vez. Y otra. Varias veces. Estaba sediento. Hacia días que no probaba una gota de agua. Todo desde aquello. Ví mi cara reflejada en las aguas cristalinas que seguian corriendo hacia la costa; se que tenias que seguirlas si queria conseguir algo por poco que fuera. Solo no podria contra tantos ogros. Seria un semidemonio y seria bueno peleando pero incluso yo tenia mis límites. El cansancio era uno de ellos. No podia estar luchando todo el día sin que poco a poco me cansara. El sonido de un pájaro hizo que levantara la cabeza y lo mirara. Tampoco habia comido nada; me habia pasado los últimos días huyendo y no estaba orgulloso de ello.

El ataque habia empezado por la mañana, cuando los hombres aún estaban durmiendo. Me encontraba en el pueblo descansando. Los niños reían y corrian jugando con espadas de madera mientras las madres cocinaban o hacian las tareas del hogar y los hombres trabajaban cazando, pescando o cortando leña para calentarse por las frias noches de este invierno; era un pueblo como muchos otros, con soldados y de tamaño medio pero un pueblo, ni más ni menos. Era un pueblo acojedor. Hay que recalcar lo de era. Ya no existe. Cuando los ogros atacaron al principio pensaron que podian ganar; se equivocaban; no estaban ni en formación ni nada parecido, cada uno de los hombres que defendía atacaba por solitario. Estaban mueriendo hasta que entré. Empecé a pelear y todo cambió. Los ogros peleaban como los hombres pero estos eran más débiles que los otros físicamente. Yo no.

Todo cambió. Los ogros empezaron a retroceder y acabaron huyendo al ver como los vikingos, con el alma destrozada y desesperanzados se convirtieron en humanos fuertes y valerosos, sin ningún ápecide de miedo en los ojos al ver como los ogros caían ante mis espadas. Se dieron cuenta de que no era como el resto de los demás. Bastaba con ver mis ojos rojos sedientos de sangre. Huyeron y fué una victoria para nosotros y todos clamaron vitores pero al contrario que ellos yo me mantuve callado. Sabía que solo seria temporal. Que volverian y muchos más y con más adiestramiento y experiencia que los anteriores. Estos tan solo son parecidos a exploradores, aunque con un poco más de rango pero sin llegar a soldados. Como si fueran carnaza para librar el camino y después que llegara la fuerza de choque. Haber quien seria el que se lo iva a decir ahora a ellos. ¿Quien? ¿Como se le podia decir a estas gentes que acaban de luchar para nada y que debia correr para salvar sus vidas?

Tal y como pense. Directamente. Cuando se lo dije los hombros de todos cayeron desanimados. No era culpa mia, ni de Viktor, ni de nadie. Viktor ascendió al mando de la aldea ahora mismo. Era el jefe. Su padre fué uno de los primeros en caer. No habia tiempo que perder. Podiamos salir corriendo pero no llegariamos ni a los 10000 pasos; ¿y porque? por las mujeres, los niños y ancianos; seré un semidemonio pero no soy tan cruel como para dejar a personas indefensas al alcance de seres aún peor que los demonios. Apoyé una de mis espadas en el suelo resbalando la sangre por la planitud de la hoja mientras la otra la envainaba para explicar mi plan. Un plan realmente estúpido y con pocas probabilidades de éxito. Una es mejor que cero. Los niños, mujeres ancianos y la mitad de los hombres se fueron por un lado, hacia el oeste. Allí habia otra aldea con la que quizas tendrian la suerte de que estuviera entera y pudieran dar la alarma. La otra mitad de los hombres se iban conmigo luego de borrar las huellas del otro grupo hacia el sur.

Una maniobra de despiste podia funcionar correctamente. Tan solo habia que esperar que los ogros no se dieran cuenta pero porfavor, ogros, lo suyo no es pensar afortunadamente. Al comienzo todo salió según lo planeado y los ogros nos siguieron a nosotros. Habia un punto que no tomé en cuenta y era que los ogros fueran capaces de rodearnos; aunque creo que lo peor fué cuando los hombres en vez de seguir con el plan sus sentimientos hicieron lo contrario y fueron dirijiendose más al oeste, a reunirse con el otro grupo. Grave error. Los ogros le dieron alcance en poco tiempo. Yo seguí al sur a pesar de que un par de huellas no confunderian a los ogros, además me estaba empezando a cansar de aquello, no tenía la emoción del principio. Esa sed de sangre o la chispa, emoción, diversión... le faltaba aquello. Todo lo demás de los anteriores días no importa, así acabé en el arroyo, cansado y medio deshidratado.

Golpeé el agua con la mano y sin más me levanté siguiendo la dirección del agua. No habia mucho más que podias hacer salvo volver al norte y pelear un cien contra uno. Caminé durante unos cuantos pasos hasta que llegué a la playa y vi algo que me sorprendió totalmente. Un campamento. Bueno más bien con la construcción de uno y ya casi estaba acabado. Respiré tranquilamente y avanzé hacia el, apartandome de los soldados que iban y venian hasta que dos hombres me pararon el paso el ver que no era de ellos y rapidamente me llevaron a su jefe; un hombre de aspecto pintoresco. Su pelo rubio caia por sus hombros e hiba cubierto con una piel de algún animal, seguro que para refugiarse del frio. Los hombres que me "invitaron" se fueron después de dejarme a solas con él. O no queria protección porque era fuerte o pensaron que no le haria ningún daño. Se equivocaban en las dos, aunque no le haria daño siempre y cuando viniera para ayudar, quizas ahora si seria divertido pelear contra los ogros.- Buenas, ¿A que has venido?¿ no se si sabes pero por si te ayuda mira hacia el bosque y veras algo llamado ogro, y que estan causando estragos? ¿Has venido a ayudar?.- Miré la cantidad de preguntas que acababa de hacerle y sonreí.- Perdona, tengo emoción por matar a más ogros, me llamo Skarin. Un placer. Hace poco atacaron una aldea en la que estaba de paso y estaba en medio. Y ahora aquí estoy.- Me encojí de hombros indiferente a lo que habi contado y miré sus extraños ojos, algo familares. No de familia ni nada parecido si no de... parientes lejanos. Como si fuerasmos muy parecidos.